domingo, 10 de abril de 2011

Carta a la hija de Otegui

Yo no sé qué te han contado en casa. Ni qué has aprendido en la
ikastola. No sé si practicas el mismo odio rabioso que tu padre o crees que es un hombre de paz.
Ignoro tu nombre, no sé si te llamas Leire, Goiatz, Iratxe, Loiola, Aintza o simplemente Itziar. Así que te llamaré hija de *Otegui*, que supongo a ti no te resultará ofensivo. Sé que estás pasando malos momentos por tener a tu padre en la cárcel y que incluso estás recibiendo apoyo psicológico, según dicen. A los 14 años, en plena adolescencia, debe ser doblemente duro. Leo también que tu madre y tu abuelo paterno están delicados de salud. ¡Vaya por Dios! Parece que la mala suerte se ha cebado con tu familia.
Tal vez sea verdad lo de tus secuelas psicológicas. O tal vez no. Tal vez sea una coincidencia que uno de los hijos de tito *Joseba* (*Permach*) se encuentre también en tratamiento en el mismo hospital por la misma razón. O tal vez no.

Permítenos que dudemos, hija de *Otegui*, porque después de tantos años entrando y saliendo de la cárcel, entrando y saliendo de Francia y entrando y saliendo de ETA, que te den las secuelas psicológicas justo en este momento, cuando se prepara la ofensiva política de tu /aita/ y su cuadrilla para (re)negociar la resolución del conflicto y estar en las próximas elecciones (de ahí la necesidad de salir del trullo), pues se me antoja cuando menos sospechoso.

Presunto, digamos. Pero mira, voy a creerme tus secuelas. Echas de menos a tu /aita/ y la /amatxo/ está malita. Afortunada tú. Porque yo conozco mucha gente que echa de menos a su padre y sólo le queda la posibilidad de llevarle flores a su tumba. Y conozco a muchas madres que llevan años sin dormir, con fuertes depresiones o síndromes postraumáticos severos; y que cuando duermen, lo que ven son los restos de sus hijos desperdigados por un parking tras una explosión asesina. Y conozco niñas que a tu edad quedaron salvajemente mutiladas para siempre, sin piernas o sin brazos o sin ojos o, simplemente, sin ganas de vivir (eso sí que son secuelas, ¿verdad?). Y otros niños más pequeños que tú que vieron morir a sus padres a tiros, delante de sus inocentes ojos (eso trauma mucho, te lo aseguro). Y otros muchos que han quedado huérfanos, o que han desarrollado enfermedades psicológicas y físicas, o que han perdido a sus amigos del colegio o a sus hermanos o a sus abuelos. Todos ellos echan de menos a sus seres queridos y a esa parte de su infancia o adolescencia que murió con ellos.


Y de todos esos traumas y secuelas, hija de *Otegui*, es responsable tu padre. El que está en la cárcel. El que tanto echas de menos. Yo no sé qué te han contado en casa. Ni qué has aprendido en la ikastola. No sé si practicas el mismo odio visceral y rabioso que tu padre hacia los que no piensan como él. No te conozco. A lo mejor le has rogado, con llanto en los ojos, que deje de ser parte de la serpiente. O tal vez pienses, como otros, que es un hombre de paz. Pero me inclino a pensar que no sabes quién es realmente tu padre. Ni qué es. Pues yo te lo voy a contar.

Tu padre es un asesino. Tú aún no habías nacido cuando le llamaban "el Gordo" y militaba en ETA político militar. A los 20 años ya era el encargado de vigilar a los empresarios vascos secuestrables (*Lipperheide*, *Olarra*, nombres que no te sonarán). Cuando ETA-pm se autodisolvió, integró con otros "polimilis" el grupo "miliki" que acabó por incorporarse a la ETA actual. Tu padre fue juzgado por el secuestro de *Javier Rupérez* y absuelto por falta de pruebas (la víctima no pudo identificar a los secuestradores porque iban encapuchados). En cambio sí fue condenado por el secuestro en 1978 del empresario *Luis Abaitua*, al que ocultó en una cueva de su pueblo, Elgoibar. Un año después, integrado en el comando "Kalimotxo", junto a *José María Estolaza, Luis Alcorta* y demás gudaris, trató de secuestrar al político *Gabriel Cisneros* (uno de los padres de la Constitución), quien recibió un tiro en la espalda al intentar huir, resultando herido de gravedad en el estómago y en la pierna izquierda, y provocándole secuelas (secuelas, hija de *Otegui*) que perduraron hasta su muerte, en 2007. En el juicio, celebrado en 1990, uno de los secuestradores (*Marhuenda*) inculpó a tu padre y a los demás, pero aún así se libraron de la cárcel. En cambio sí fue condenado a 6 años por el secuestro de *Abaitua*, de los que cumplió sólo la mitad. Un chollo, ¿no crees?



Tu padre siempre ha sido parte de ETA. Siempre ha seguido las directrices de ETA. Cuando era militante activo y cuando se pasó a la política (aprovechando el encarcelamiento de la Mesa Nacional de Batasuna, en 1997). Cuando pactó con el PNV, EA y demás abertzales en Lizarra para salvar a una moribunda ETA del linchamiento social, tras el asesinato de *Miguel Ángel Blanco*,y cuando negoció con *Zapatero* la resolución del conflicto en el falso proceso de paz. Y también cada vez que enaltece a un compañero gudari y cada vez que escupe las soflamas de ETA, en *Gara* o en Anoeta. Tu padre ha sido, es y será una parte importante de la serpiente etarra. Y como tal es responsable de todos y cada uno de sus crímenes desde que se integró en ETA, allá por 1977, mucho antes de que tú nacieras.



Sí, hija de *Otegui*, tu padre está en su derecho de pedir su libertad para que tú no sufras, como ha hecho sufrir él a cientos de niñas de tu edad. La diferencia es que tu padre eligió ser un terrorista y sus víctimas no. Y que sepamos, aún no se ha arrepentido de serlo. Por eso, nosotros estamos en nuestro derecho a pedir que cumpla su condena hasta el último segundo.

Aunque sea un pobre consuelo por todas las vidas que ha roto; por todas las secuelas que ha dejado a su paso. Y por todas las que dejará.
Y para terminar, sólo quería hacerte una pregunta que me inquieta.
¿Realmente te provoca secuelas psicológicas el hecho de que tu padre esté en la cárcel durante unos meses y no el hecho de que sea un asesino terrorista desde hace años?

Un saludo.

Sin casa sin trabajo, y sin posibilidad de encontrarlo

Sin casa, sin curro, sin pensión: 9+1 historias de la “generación frustrada”

08/04/2011 | Laura Albor

Alrededor de 3.000 jóvenes, según fuentes de la Policía Municipal, se manifestaron ayer en Madrid contra la política de recortes sociales del Gobierno y para denunciar que siendo "la juventud más preparada de la historia vivirá peor que sus padres". Te ofrecemos la historia de nueve de ellos ¿te reconoces en alguna?



FOTO: Miles de jóvenes salen a la calle en Madrid contra la...
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[ 50 ] CON 6 MILLONES DE PARADOS Y HASTA QUE LA ECONOMIA NO CREZCA AL 2,5% …

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Sandra tiene 16 años, hace primero de Bachillerato en Madrid, en el futuro le gustaría ir a la Universidad y estudiar Pedagogía o Geografía e Historia. Tiene asumido que haga lo que haga las cosas no le resultarán fáciles: “La situación me hace pensar que nos va a costar salir de la crisis y que las generaciones jóvenes somos las que vamos a sufrir las consecuencias”.

A Sandra le queda todavía un largo y movedizo camino por delante. A 20 años de distancia se encuentra Gilber Grape, vive en Madrid aunque es de Cádiz. Su vida ha sido un continuo vaivén de empresas en las que ha ido haciendo prácticas y ha conseguido becas, pero ha tardado años en dar con un puesto como autónomo trabajando de documentalista: “es un poco inestable, pero es mejor que nada”, lamenta.

Ayer varios miles de jóvenes salieron a las calles de Madrid, Barcelona, Murcia... fueron convocados por la plataforma "Juventud Sin Futuro" para manifestarse en contra de la precariedad, el paro, la privatización de la educación y la política de recortes sociales del Gobierno.

Síndrome de estancamiento

Una de las asistentes a la de Madrid fue Elena, quien a sus 29 años atesora en su C.V. una licenciatura en Ciencias Políticas, un Master en Organización y Gestión de Recursos Humanos, el Cap, un curso de Formador de Formadores y además habla inglés y francés. Pese a su experiencia académica y las numerosas prácticas que ha hecho, esta joven de Jaén todavía se sorprende y asegura que ha tenido “suerte” por encontrar un puesto de trabajo de mileurista.

“No me puedo quejar, estoy trabajando pero... me siento frustrada, no tengo un trabajo en el que me pueda desarrollar ni en el que pueda progresar”, y subraya “es frustrante ver que con 30 años no puedes tener tu vida, ni siquiera empezarla, sientes que tu talento, tus ganas, tu esfuerzo, no sirve para nada. Vivo en un piso compartido con dos chicas Erasmus, diez años después vivo exactamente igual que cuando empecé la carrera”.

A tres años de Elena se encuentra Ángel, tiene 26, es de Elche y aunque empezó a estudiar Ciencias Ambientales lo abandonó por una enfermedad y ahora trata de abrirse camino con su propia empresa: una consulta de masaje tradicional chino en su casa. “Está creada de forma clandestina, es la única solución que vi” explica a lainformacion.com, aunque admite que de momento no le da ingresos por lo que tiene que vivir con sus padres.

“Veo un futuro cada vez con menos recursos energéticos, alimentarios, menos trabajo, los ricos cada vez más ricos, los pobres cada vez más pobres... a mi generación la definiría como “la consecuencia del mal”.

Sin fuerzas para luchar

Nueve años por delante encontramos una historia difícil, la de M.S. Vive con su madre viuda y las dos tienen que sobrevivir con una pensión de 500 euros “yo no tengo ayuda, desempleo, ni ahorro” explica y lamenta que pese a llevar trabajando desde los 17 años sólo cotizara tres. “Estuve trabajando en una fábrica pero jamás me hicieron un contrato laboral, ni me dieron un sueldo fijo y trabajaba alrededor de 12 horas diarias”.

La situación que atraviesa esta joven es un reflejo claro del desánimo de otros jóvenes de su tiempo: “Hace semanas que ya no veo un futuro. Después de 17 años luchando esperanzas e ilusiones ya no me quedan”.

De hecho, Pedro de 31 años reconoce que "el futuro no lo veo mal, lo siguiente. Vivimos en un país que te da la espalda". Este madrileño que actualmente vive en Torrevieja se quedó en paro hace tres años, en todo ese tiempo no ha conseguido más que un trabajo de jardinero a media jornada que rechazó porque cobraba menos de la mitad de lo que percibía en ese momento de prestación.

"Estoy en tratamiento psicológico con crisis de ansiedad, insomnio y un montón de problemas debido a mi cambio de nivel de vida", afirma y lamenta haber tenido que volver a vivir con sus padres después de doce años fuera de casa. "Encima tengo que dar gracias de tener la suerte de poder tener un techo y un plato de comida, ya que hay mucha gente que no tienen ni eso y se ven en la calle".

Rumbo a donde sea...

“Estudio traducción e interpretación y por la crisis tengo, aparte de los estudios, dos trabajos”. I.M. es un madrileño de 21 años que admite ser de los que tienen suerte “y mucha”. Pese a ser un “privilegiado” acudió ayer a la manifestación de la capital “lo peor es que tampoco pedimos nada del otro mundo, simplemente que con una titulación se pueda obtener un trabajo, que dicho trabajo tenga unos contratos mínimamente decentes”.

Sin embargo, I.M. sabe que tal y como están las cosas su mejor baza es la de emigrar: “si la situación no cambia tengo clarísimo que me iré de España, con mi formación no tendría tantos problemas de adaptación, llegas al punto de decir “cualquier cosa es mejor que esto”.

De la misma opinión es Alberto que desde enero no ha hecho otra cosa que echar C.V. “Voy por los polígonos, pero no necesitan gente, hasta ponen carteles de “no aceptamos currículum”. Me estoy planteando estudiar alemán o inglés para probar a buscar trabajo por Europa”, asegura este valenciano de 23 años que llevaba trabajando desde los 15.

Ahora ha tenido que volver a casa de sus padres, algo que le está haciendo revisar su visión de futuro: “Yo tenia la idea de antes de llegar los 30 tener mi piso, mi trabajo estable y una vida asentada donde poder empezar a tener hijos. Tengo la sensación de que en vez de avanzar estoy dando pasos hacia atrás”

14 trabajos en nueve años

“Estudié economía así que conozco muy bien cómo se mueve el mundo” afirma Álex, 33 años, de Barcelona. Cansado de pasar de un trabajo mal remunerado a otro (catorce en nueve años) ha decidido crear su propia empresa, de base tecnológica aunque reconoce que “siempre estás buscando, aunque tengas un trabajo porque sabes que te puede durar poco tiempo.”

Cuándo se le pregunta cómo definiría a su generación Álex es contundente: “No me gustan las etiquetas con ellas se encasillas colectivos, con ellas se marcan a los rebaños, se ponen códigos de barras a los sueños...", aunque no se contiene y la sentencia como "la generación jodida”.

+1 El último testimonio es el de Isabel. Ella no pertenece a esta generación frustrada pero asegura que en numerosas ocasiones se ha preguntado “qué hacía la juventud en este país que no decía nada”. Ayer, tras conocer la noticia de la manifestación, se mostraba optimista, “ojalá sea la chispa que despierte de su somnolencia a toda la sociedad. Estamos anestesiados.”

















































































































































































































De









































































la crisis
CON 6 MILLONES DE PARADOS Y HASTA QUE LA ECONOMIA NO CREZCA AL 2,5% ESTO SEGUIRA IGUAL CON UNA DEUDA DE CASI 90.000 MILLONES ESPAÑA ESTA CONDENADA A CAER A EMPEZADO LA CUENTA ATRAS EL SISTEMA ESTA QUEBRADO SOIS LA GENERACION PERDIDA QUE TRABAJARA EN TRABAJOS CUTRES Y PRECARIOS DE ESTA NO SE SALE HASTA EL 2017 O 2020, PERO SEGUIR VOTANDO A UN MEDIOCRE QUE DECIA NO A LA GUERRA Y HAY LO TENEIS TIRANDO BOMBAS Y APOYANDO LO DE LIBIA Y AFGANISTAN Y EL PLENO EMPLEO QUE PROMETIO? Y A LOS JOVENES QUE VOTASTEIS ENTONCES QUE DIJO NO OS DEFRAUTARE? EH? OS LA METIO DOBLADA JAJAja

Empresarios afixiados y cobradores con maletin

Marina, una empresaria que prefiere no dar su nombre ni detalles de su empresa, se encontró un día con que su principal cliente, del que procedían la mitad de los ingresos de su pyme, dejó de pagar. Era 2009 y el cliente era el ayuntamiento de una gran ciudad. Marina, su hermano y su madre, dueños de esta empresa familiar, vivieron entonces una cadena de acontecimientos que ha dado un giro a su situación económica: al no cobrar, dejaron de pagar los sueldos de los empleados así como a Hacienda y a la Seguridad Social. Ante esta situación, ambos organismo públicos embargaron sus ingresos y sus empleados les denunciaron. "Para hacer frente a todos los gastos tuve que malvender mi piso, céntrico y con terraza, en una semana". Han pasado dos años y no quiere volver a tener entre sus clientes a un organismo público (que finalmente pagó, pero con 15 meses de retraso). Los ingresos de la empresa han pasado de 60.000 euros mensuales a 18.000. En lugar de 12 empleados tiene 3. Quiere vender la empresa y cambiar su forma de vida



Las administraciones públicas tardan en pagar una media en 157 días, más que en 2009, cuando tardaban 154 días


El la web de Mercadeuda empresarios asfixiados pueden poner a la venta sus deudas


"El plazo legal de una deuda puede que prescriba, pero el moral no", dice el gerente de El monasterio del cobro

Detrás de algunas deudas hay un empresario a punto de echar el cierre y despedir a sus empleados. El retraso en los pagos es, junto a la restricción del crédito, uno de los grandes problemas de miles de pymes y autónomos españoles, en especial de los que dependen de multinacionales con poder negociador o de alguna administración pública. En España las empresas tardan casi el doble de la media europea en cobrar: 103 días frente a 60.

Una ley para acortar los plazos

En 2010, se aprobó una Ley para acortar los plazos de los pagos en las operaciones comerciales. El objetivo es que en 2013 el plazo máximo sea de 30 días para los pagos de la Administración y de 60 para las operaciones entre empresas privadas, aunque la aplicación será paulatina: en 2011 el plazo máximo es de 85 días, en 2012 será de 75.

Sin embargo, la propia ley reconoce que las empresas pueden llegar a acuerdos privados que diverjan de lo que marca la normativa, lo que traduce en el incumplimiento de estos plazos. Según un reciente estudio de la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad (PMcM), un lobby empresarial de una treintena de instituciones sectoriales que representa a cerca de un millón de empresas, el 64% de las firmas tiene actualmente contratos o acuerdos comerciales con clientes que les exigen plazos de pago superiores a los 85 días legales. Emili Barba, de Acebsa, una empresa que fabrica hilo de cobre para fabricantes de motores y transformadores, es optimista: "A nosotros los retrasos nos afectan horriblemente porque el cobre se compra en Bolsa en el acto, así que terminamos haciendo de banqueros de nuestros clientes, pero la cosa va mejorando".

Desde que la ley entró en vigor se han acortado los tiempos de pago, que han pasado de 101 días en 2009, a 93 en 2010. Más grave es la situación de quienes dependen de las administraciones públicas, que tardan en cobrar una media en 157 días (más que en 2009, cuando la media era de 154 días). Los ayuntamientos y demás administraciones locales son quienes más tardan, seguidas de las Comunidades Autónomas y la Administración central.

En total, en 2010 el ratio de morosidad de las empresas españolas (el porcentaje de impagos respecto al total de facturación) fue del 5,1% (en 2009 era el 5%). La media de la UE es del 2,6%. Rabel Barón, presidente de la PMcM, recuerda la importancia de que la ley se acompañe de un régimen sancionador. Que eso suceda es el próximo objetivo de este lobby.

Un 2% de deudas incobrables

La crisis, una vez más, ha empeorado este panorama. El morosólogo Pere Brachfield calcula que un 2% de las deudas entre empresas no se llegan a cobrar nunca. Ante esta realidad, han surgido tímidas iniciativas que intentan minimizar los daños, como el foro Impagados, en el que quien quiera puede consultar con los demás usuarios la fiabilidad de pago de una empresa o autónomo antes de emprender un negocio con él, o el portal Mercadeuda, que no ha cumplido ni un mes y pretende hacer de intermediario entre empresarios asfixiados por las deudas e inversores en busca de altas rentabilidades. En estos momentos una empresa privada ofrece en este foro los 2.130.000 euros que le debe una Comunidad Autónoma por 2 millones de euros "negociables". Y una empresa de Ciudad Real ofrece por 40.000 euros los 84.000 que les debe otra firma de la misma ciudad.

Antes de tirar la toalla y de dar un cobro por perdido, hay colectivos y empresarios (una minoría) que optan por ceder la gestión de sus deudas a cobradores que se disfrazan (con frac, de torero, de zorro...) y suelen llevar un maletín (muchas veces vacío). Aunque gestionan un porcentaje pequeño del total de las deudas, estos cobradores son muy conocidos y merecen una mención especial entre otras cosas porque España es uno de los pocos países donde existe esta modalidad de cobro. "España y Venezuela son los únicos países donde se permite", explica Brachfield. "Su actividad sólo está regulada indirectamente, y los acosados tienen que presentar pruebas, denunciar... Es más complicado". Este tipo de cobradores acumulan denuncias y el pasado 8 de marzo la Sección de Secuestros y Extorsiones de la Policía informó de la detención del dueño y dos empleados de una de estas empresas por encerrar en el despacho a un hombre, amenazar con tirarle por la ventana y propinarle patadas y puñetazos.

A pesar de estas noticias, hay quienes les confían sus deudas. Es el caso del dueño de una pequeña empresa vinculada a la construcción (que no quiere dar su nombre) a quien un empresario del sector debe más de 20.000 euros: "Uno acude a estos cobradores cuando ya has apurado todas las posibilidades normales", dice. "Después de darte largas y largas un día ves que quien te debe por un trabajo ya hecho no tiene intención de pagar. Y si por las buenas no te paga, no queda otra opción. ¿Sus métodos? Eso ya no es mi problema. Ellos verán lo que tienen que rascar".

El monasterio del cobro

"Fuera de España no somos ilegales", dice Antonio M. (no quiere dar su apellido), gerente del Monasterio del Cobro, la empresa que hace un año contrató el sindicato de pilotos Sepla para presionar a Díaz Ferrán y que pagase a los empleados de Air Comet. "Nosotros hemos trabajado en Bruselas y en Portugal y no nos ha pasado nada. Aquí no existe ninguna legislación que lo prohíba y lo último es que el Gobierno me diga cómo tengo que ir vestido. ¿El Derecho al honor de los deudores? ¿Y dónde empieza el honor de uno y termina el del otro? ¿Por qué estoy atentando yo contra el honor del deudor si él antes no pagaba a mi cliente?".

En la entrada de las oficinas de esta empresa hay un diminuto jardín japonés y una cámara de vigilancia. Antonio M. explica que tiene 38 empleados "más autónomos", que cobran de media 2.500 euros mensuales: "1.200 euros fijos más comisiones". De su método de trabajo, dice: "Para unos somos beneficiosos y para otros, unos desalmados. La gente nos contrata cuando ya están muy cansados y ven que es muy, muy difícil cobrar. Nosotros hacemos el trabajo sucio porque aquí deber dinero sale gratis. Por teléfono no se puede cobrar, eso es tomarle el pelo a la gente. Hay que ponerse en la puerta de su casa o el trabajo para que sienta vergüenza. Pero tenemos una técnica, no somos unos frikis", dice Antonio, que rechaza la palabra disfraz y recuerda que antiguamente eran los monjes quienes recaudaban el yelmo y que sus trajes son "auténticos; los hace una modista".

"Lo importante es que nunca desistimos", continúa. "El plazo legal de una deuda puede que prescriba pero el moral no. Cuando vemos que alguien no tiene un duro pasamos el expediente al departamento de 'aparcados'. Pero la situación económica de la gente cambia. Así que a los seis meses lo volvemos a abrir.