Cuando el sueldo de una persona depende de que no entienda algunas cosas, es muy difícil que las entienda”, frase de Upton Sinclair, escritor socialista norteamericano de la primera parte del siglo XX, autor, entre otras, de la magnífica novela “The Jungle”, descripción de la brutal realidad de los gigantescos mataderos de Chicago en aquella época. Si entender algo es el primer paso para intentar cambiarlo y ese cambio es perjudicial para algunos, es poco probable que sean esos quienes intenten, de verdad y no de boquilla, el cambio.
Viene esto a cuento de un documento publicado este miércoles por el Partido Popular con el título “Compromiso con España: empleo, austeridad y transparencia”. Cuando uno lo lee, tiene le sensación de que el Partido Popular ha descubierto el Mediterráneo. Pero ocurre que ese Mediterráneo estaba ya descubierto.
Precisamente por Unión, Progreso y Democracia, UPyD, como lo muestra la simple lectura de ese papel. Austeridad referida sobre todo al estado autonómico, Transparencia, Apuesta por la Educación, Lealtad Institucional y Cooperación Territorial, son algunos de los conceptos referidos en ese documento. Todos ellos forman parte de las señas de identidad, del ADN de UPyD y son los que viene defendiendo esa formación, cada vez con mayor eco ciudadano. En estos y otros temas, ese partido ha fijado “el marco de referencia”, eso que el “gurú” George Lakoff, “descubierto” hace meses por el PSOE, llama el “frame”. Otro mérito de ese, todavía, pequeño partido.
Claro que cabe preguntarse un par de cosas ante este nuevo planeamiento del PP. Uno, la razón por la que ha dejado que estos temas se pudran antes de sacarlos a la luz. Por ejemplo, en ese papel se habla de establecer un techo de gasto no financiero para las CCAA cuando una propuesta similar, incluso más integral, sobre este tema presentada por UPyD hace meses en el Congreso fue frontalmente rechazada por ese partido y por todo el resto, incluyendo el PSOE.
Segundo y más importante: ¿hay alguna razón para confiar en que el PP está en disposición de ser coherente, es decir de aplicar lo que dice o es, otra vez, mera palabrería y tendremos más de lo mismo, o sea reedición de lo que hace el actual gobierno de amagar y no dar? Más aún: ¿quiere el PP hacer realidad esas medidas y, aunque quiera, puede hacerlo? ¿Se enfrentará la dirección del partido a sus barones territoriales y a su amplísima, poderosa y tupida red de intereses creados, de servidumbres, de chollos, de gabelas periféricas?
Desde hace meses hay un factor que está probando ser muy importante como propulsor de cambios. Es el factor externo, desde los acreedores y prestamistas en los mercados financieros internacionales y las agencias de calificación de riesgos hasta organismos como el FMI y gobiernos como el alemán o el norteamericano. Hoy, hasta el gobierno chino conoce las desventuras y pasivos de nuestro estado de las autonomías.
Puede que el PP (y el Gobierno y el PSOE y el resto de partidos) hayan entendido estas cosas. Pero ocurre que su sueldo depende de que no las entiendan. ¿Qué harán entonces?
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