jueves, 25 de agosto de 2011
Los telefonos "DESCUIDADOS" por los socialestas de Barreda
Cien altos cargos del PSOE castellano-manchego se han llevado a casa los smartphones de alta gama de que disfrutaban cuando estaban en ejercicio. Dicen que en su momento se los dieron "para uso privado", lo que demuestra que la confusión entre público-privado para un socialista con cargo público es un hecho muy extendido.
Como buenos sociatas no distinguen entre partido político y administración pública, porque, de hecho, cuando gobiernan no hay ninguna distinción. Los que hemos sido funcionarios durante el felipismo sabemos que cualquier secretario general de una agrupación cualquiera del PSOE mandaba más en la comunidad autónoma que el consejero del ramo, algo que a los que no estábamos en la pomada nos sorprendía por obsceno, pero que en los funcionatas afiliados a "La Pesoe", en aquellos años la inmensa mayoría, era aceptado con absoluta normalidad.
Consejero socialista de la comunidad murciana hubo que se llevó el sillón de su despacho a casa, porque se conoce que ya se había acostumbrado a echar ahí la siesta y no era cuestión de machacarse las cervicales cambiando de modelo. Ante el escándalo lo devolvió diciendo que había sido un error. Seguramente al hombre, mientras recogía las fotos de los niños de la mesa de su despacho, se le quedó el sillón enredado y se dio cuenta del error cuando llevaba ya más de un mes instalado en el salón de su domicilio.
Con los móviles de última generación de los socialistas castellano-manchegos está pasando exactamente lo mismo. Ahora dicen que los van a devolver, pero que, ojo, si se los llevaron fue porque se los dieron para su uso particular. Tócate los nísperos que se agusanan, que diría el Maestro Campmany. Al tiempo, acusan a María Dolores de Cospedal de ser bastante ruín, porque lo de hacer a un socialista que devuelva los bienes públicos que se ha apropiado es, por lo visto, una afrenta intolerable.
Laureano López Rodó, que en tiempos del desarrollismo del franquiense era el hombre más poderoso de España, se jubiló con una pensión del estado para morir en el piso en el que había vivido siempre. Al día siguiente de cesar en el gobierno se percató de que tenía en su casa una grabadora que solía llevarse del ministerio por las tardes para dictar algunas cartas y adelantar trabajo del día siguiente. Inmediatamente llamó a su sucesor para que un propio pasara a recoger el artefacto, que en aquellas fechas debía de ser aparatoso como una caja de zapatos. Pasaron los días y nadie venía a recoger aquella grabadora, de tal forma que D. Laureano se presentó en la ventanilla del ministerio a devolverla y no se fue de allí hasta que el titular del negociado correspondiente no le extendió el correspondiente recibo.
Como los amigotes de Barreda con los Iphones "gratis total".
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